El objetivo es dominar la lengua

Dominio" es una palabra muy discutida y utilizada en el campo de la enseñanza de idiomas. Nuestra empresa y otras ofrecen evaluaciones de "competencia". Pero, ¿qué competencia es más importante evaluar? ¿Se trata de la capacidad del alumno para conjugar verbos o reproducir diálogos memorizados de la forma tradicional de enseñar idiomas en Estados Unidos y Asia? Un alumno que realiza bien estas tareas es probablemente competente en la memorización de reglas gramaticales y frases hechas. Pero, ¿nos dicen las evaluaciones de estas destrezas algo significativo sobre la capacidad de utilizar esa lengua en el mundo real? ¿No es ése el verdadero objetivo de aprender un idioma?

Tipos de evaluaciones lingüísticas y su importancia

Hay muchos tipos de evaluaciones que se utilizan con distintos fines. En pocas palabras, la evaluación del rendimiento mide la capacidad de repetir elementos lingüísticos que se han enseñado y dominado a cierto nivel; la evaluación del desempeño mide la capacidad de utilizar la lengua en una situación limitada y controlada, como una clase o una conversación controlada y basada en situaciones; y la evaluación de la competencia mide la capacidad de utilizar la lengua en contextos y situaciones del mundo real. Cada una de ellas desempeña un papel fundamental en el aprendizaje de idiomas, pero la evaluación de la competencia es la única que mide el lenguaje que las personas utilizan en el mundo real. Como resultado, la competencia se evalúa generalmente una vez al año para medir cómo los estudiantes han desarrollado su competencia, y la eficacia del programa en conseguir que los estudiantes alcancen los objetivos de competencia establecidos para el programa. Este tipo de evaluación se denomina evaluación sumativa porque mide precisamente eso: la capacidad de utilizar la suma de todas las destrezas que los alumnos han aprendido en un contexto real y sin guión.

Niveles y conocimientos lingüísticos

En el nivel principiante, los alumnos deben centrarse en memorizar vocabulario y aplicar las reglas estructurales y funcionales de la lengua -los elementos básicos de la lengua-, por lo que los ejercicios y pruebas de aprovechamiento son especialmente adecuados e importantes. A medida que los alumnos avanzan y acumulan más componentes básicos de la lengua, los ejercicios y las evaluaciones en el aula que les animan a practicar temas conocidos en un entorno no guionizado pero cómodo pueden ser eficaces para facilitarles la entrada en situaciones de dominio del mundo real. Estos ejercicios y evaluaciones se sitúan entre el rendimiento y la competencia, pero son claramente distintos de ésta.

Competencia lingüística en el mundo real

Estudié japonés durante dos años en la universidad antes de irme a Tokio a estudiar en serio. En la universidad aprendimos el famoso "método Jorden", rico en frases hechas y construcciones para memorizar. Si A entonces B; si B entonces C; y así sucesivamente. Cuando llegué a Japón me di cuenta enseguida de que, aunque recordara A, B no solía venir después. Lo que oía era la C, la K o la Z, y estaba completamente perdido. Probablemente recuerdes una conversación real en otro idioma de forma similar. Dudo que tu experiencia siguiera la secuencia A, B, C de los diálogos que habías aprendido en la escuela. Enseguida me di cuenta de que tenía que pensar sobre la marcha, improvisar y responder aunque no entendiera todas las palabras que decía mi nuevo amigo.

La competencia es precisamente eso: desenvolverse en el lenguaje del mundo real leyendo, escribiendo, escuchando y hablando. En el aula, los profesores sólo pueden enseñar y evaluar el rendimiento en situaciones controladas. Sin embargo, si nuestro objetivo es que los estudiantes sean capaces de hacer estas cosas en el mundo real, debemos medir su "competencia" en puntos críticos de aprendizaje o puntos de referencia en su proceso de aprendizaje.

Evaluación mediante pruebas

Las evaluaciones de competencia deben utilizar temas no planificados y potencialmente no practicados, pero que sean apropiados para el nivel del alumno. Una evaluación de competencia en la que se pregunte a un alumno principiante sobre política carecerá de sentido, pero una en la que se pregunte sobre información personal de un estudiante de intercambio, por ejemplo, es apropiada aunque el alumno no haya estudiado vocabulario o un diálogo específico para esa situación. La pregunta sobre un estudiante de intercambio pedirá al alumno que reúna el lenguaje que ha aprendido de manera que reproduzca el lenguaje del mundo real, es decir, una situación basada en el dominio del idioma. Sólo de esta manera podemos identificar lo que el alumno puede hacer con las destrezas que ha adquirido e identificar mejor sus puntos fuertes y débiles. Esta información y estos datos de evaluación ayudan a los profesores a mejorar su enseñanza y a orientar el aprendizaje de los alumnos de forma más eficaz.

Fluidez y dominio

Por último, la evaluación de la competencia por terceros desempeña un papel importante en las relaciones y la comunicación con los padres. A menudo, los padres de alumnos de inmersión (1) Esperan que sus alumnos adquieran "fluidez" por el mero hecho de estar en un programa de inmersión, y (2) miden la competencia lingüística de sus alumnos únicamente por su capacidad de expresión oral, por ejemplo: "Sandy, vete y pídele unos rollitos de primavera a ese camarero chino". Una evaluación realizada por terceros puede informar sobre el nivel de competencia del alumno en todos los ámbitos de la lectura, la escritura, la comprensión auditiva y la expresión oral; describir el significado de ese nivel y comunicar claramente a los padres la situación del alumno en relación con los objetivos de competencia del programa. De este modo, el profesor puede dejar de hablar con los padres sobre la nota del alumno y los elementos que pueden haber intervenido en su cálculo y centrarse en lo que el alumno puede hacer a continuación para mejorar y en cómo está cumpliendo estas expectativas.

La experiencia y la investigación han demostrado que cuando los alumnos, los profesores y los padres comprenden y están de acuerdo con los objetivos de aprendizaje, los resultados mejoran de forma constante. La evaluación sumativa, realizada por terceros, de la competencia desempeña un papel fundamental a la hora de determinar si se han alcanzado esos objetivos, recoge datos que demuestran la eficacia del programa y ayuda tanto a los alumnos como a los padres a comprender en qué punto del proceso de adquisición del idioma se encuentran los estudiantes.

Acerca de Avant Assessment

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